
Dado que cada gramo de glucógeno contiene 4 calorías de energía, la persona media almacena entre 1.500 y 2.000 calorías de energía dentro de los enlaces de la molécula de los carbohidratos.
Existen varios factores que determinan tanto la formación como la degradación del glucógeno. Durante el ejercicio, los hidratos de carbono almacenados como glucógeno muscular se utilizan como fuente específica de energía para el músculo. En el hígado, en cambio, el glucógeno se reconvierte por la glucogenolisis en glucosa, que pasa a la sangre y de ésta a los músculos que trabajan. Cuando el glucógeno se encuentra agotado por restricciones dietéticas o por el ejercicio, tiende a aumentar la formación de glucosa mediante gluconeogénesis a partir de otros compuestos como el glicerol, procedente del tejido adiposo, o los aminoácidos del músculo.

Un punto interesante es que la cantidad de glucógeno almacenado en el organismo corresponde a no más de un 2% del total de grasas almacenadas. ¿Por qué el organismo almacena más grasas que hidratos de carbono como materia energética de reserva?. Existen dos razones. La primera es que los hidratos de carbono se almacenan hidratados, 1 g. de glucógeno fija 2,7 ml. de agua, por lo que un 65% de sus depósitos son de agua. En cambio los lípidos se almacenan deshidratados en un 90-95%. La segunda razón es que los lípidos son cinco veces más rentables como combustible.
Sin embargo, la reserva de hidratos de carbono, a pesar de su escasa rentabilidad es muy importante por dos razones: por un lado porque la glucosa es un material energético explosivo que puede utilizarse en ausencia de oxigeno, a diferencia de las grasas cuya utilización es mucho más lenta, por otro lado, hay tejidos como el cerebro, que dependen exclusivamente de esta vía y no son capaces de utilizar las grasas
Los carbohidratos se almacenan en forma de
glucógeno en hígado y músculoDada su mayor masa, el principal reservorio de
carbohidratos es el músculo.
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